El Banquete
(Vigésimo octavo domingo del tiempo ordinario: Isaías 25:6-10; Filipenses 4:12-20; Mateo 22:1-14)
“En este monte”, proclama Isaías, “El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros; el oprobio de su pueblo Él lo alejará” Al contar la historia de La Salette, invariablemente hablamos de una montaña, de lágrimas y de reproches”
En lágrimas sobre aquella montaña, La Santísima Virgen lanzó un reproche sobre su pueblo especialmente por su falta de fe.
Otra imagen en común entre La Salette y esta lectura de Isaías, y con el evangelio, es el banquete. Aparece de manera explícita en Isaías y en Mateo, e implícitamente en el mensaje de Nuestra Señora, cuando ella habla de la Misa. Sobre la montaña de La Salette ella nos hace recordar la fiesta que el Señor nos proveyó en la Eucaristía
La identificación de la Eucaristía como un banquete se remonta tan lejos en el tiempo, por los menos hasta San Agustín, quien murió en el año 430 DC. El Escribió: “Te has sentado a una gran mesa… Grandiosa es la mesa en la que los manjares son el mismo Señor de la mesa…; él es quien invita, él es la comida y la bebida.
En la versión de Mateo de la parábola de la Fiesta de Bodas, los invitados declinan asistir. Algunos hasta se engarzan en una violencia gratuita en contra de los mensajeros. La indiferencia y la hostilidad hacia la religión en muchos lugares son realidades que los cristianos tienen que enfrentar.
La anterior citación de Agustín está tomada de uno de sus sermones, pero no se trata directamente de la Eucaristía. Es sobre el martirio. “El cuerpo recibe poco sustento de una pequeña hostia y de un sorbo del cáliz, pero el espíritu se fortalece, se hace valiente y se anima”. Como San Pablo escribe: “Todo lo puedo en aquel que me fortalece”
Desde este punto de vista, podemos poner las palabras de la Bella Señora, con respecto a la falta de reverencia hacia la misa, en el mismo contexto que cuando ella habla del hambre. Ella llora porque su pueblo tendrá que enfrentarse con el hambre, física y espiritualmente.
En el Acto de Consagración a Nuestra Señora de La Salette decimos: “Quiero consolar tu corazón y acabar con tus lágrimas” Una manera de alcanzar esa meta es nuestra fiel y amorosa participación en la Eucaristía.
Uvas agrías
(Vigésimo séptimo domingo del tiempo ordinario: Isaías 5:1-7; Filipenses 4:7-9; Mateo 21:33-43)
Desde tiempos antiguos, en las tierras de Oriente Medio y del Mediterráneo se han cultivado viñedos. Así que no es de extrañar que la imagen de la viña sea algo recurrente en su literatura. Un ejemplo famoso se encuentra en una de las Fábulas de Esopo, “La zorra y las uvas,” que describe la tendencia a menospreciar lo que queremos pero no podemos tener.
La parábola de Isaías a cerca de la viña, usa la misma imagen, pero de un modo muy diferente. Las traducciones varían: Las uvas son silvestres, o amargas, o agrias o hasta podridas. Dios expresa su decepción con los encargados de regir a su pueblo, quienes han fallado a la hora de producir frutos de justicia y juicios justos.
Jesús cuenta su propia parábola de la viña. El problema no está en las uvas, sino en los trabajadores de la viña que se niegan a dar el producto al dueño y hasta le matan a su hijo. Inmediatamente después de este pasaje Mateo hace notar que los Jefes de los Sacerdotes y los fariseos supieron que Jesús estaba hablando de ellos.
En La Salette, prediciendo el hambre venidera, María añade: “Las uvas se pudrirán.” Hablaba de manera literal, pero podría ser considerado simbólicamente, si consideramos la manera de vivir que ella describe en donde su pueblo ha fallado en producir frutos de fe. Ella no alude a los líderes, pero tampoco los excluye.
Ya sea por “uvas verdes” o por otras causas más legítimas, la amargura puede instalarse en el alma. Puede envenenar las relaciones, y está en la base de muchas de las cosas que andan mal en la vida y en la sociedad. Nuestras preocupaciones y deseos egoístas pueden cegarnos ante lo que razonablemente se espera de nosotros como discípulos de Cristo. “Los que conducen las carretas, dice María, no saben jurar sin meter en medio el nombre de mi Hijo… Cuando encontraban las papas arruinadas, juraban metiendo en medio el nombre de mi Hijo.”
San Pablo les advierte a los Filipenses a que no den lugar a la ansiedad, sino a dirigir su atención a lo que es “verdadero, honorable, justo, puro, amable y virtuoso”. Casi siempre, es más fácil decirlo que hacerlo.
Tal vez es por eso que, casi en contraste con su mensaje profético desafiante, Nuestra Señora de la Salette ha llegado a ser conocida como la Bella Señora.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.
Expectativas
(Vigésimo sexto domingo del Tiempo Ordinario: Ezequiel 18:25-28; Filipenses 2:1-11; Mate0 21:28-32)
“Cuando encontraban las papas arruinadas, juraban metiendo en medio el nombre de mi Hijo.” Estas palabras de Nuestra Señora de La Salette son muy parecidas a las del profeta Ezequiel: “¡Ustedes dicen: el proceder del Señor no es justo!”
Esta semana nos confrontamos una vez más con el tema de la Justicia de Dios. Es un asunto de expectativa.
Jesús tenía una sola expectativa en su vida: hacer la voluntad del Padre. Aun cuando, en el Jardín de Getsemaní, pidió ser liberado del sufrimiento venidero, no había indicios de culpar a nadie. Él era, como San Pablo escribe, obediente hasta la muerte.
Como la parábola en el Evangelio de hoy, el mensaje de La Salette nos presenta escenarios opuestos – el rechazo a someterse a la voluntad de Dios, por un lado, y la conversión por el otro – solo uno es el aceptable.
El sufrimiento es un gran misterio, y Jesús espera que sus discípulos carguen con su cruz. La respuesta cristiana al sufrimiento puede ser el cuestionarse del por qué, o pedir ser librado – o la conversión. La parábola reconoce que la gente puede cambiar. El mensaje de La Salette contiene la misma expectativa.
La conversión, volver al Señor, no necesariamente disminuye el sufrimiento, ni da una respuesta al problema del dolor. Lo que hace es simplemente dejar entrar a Dios.
Esto es lo que en verdad la Bella Señora está pidiendo. Por medio de la oración, la adoración, la reverencia, podemos abrir la puesta e invitar al Señor a que entre en nuestras vidas. Ya sea en dolor o en paz.
Nos daremos cuenta de que el Señor ha estado allí todo el tiempo. Esperando que reconozcamos su presencia.
Ezequiel dice que quien quiera que dejando el pecado retorne al Señor “seguramente” vivirá. El hebreo usa aquí dos formas del verbo “vivir” que podría ser traducido literalmente como “viviendo el vivirá”, o “el vivirá para vivir”, Sugiere más que solamente estar vivo, una nueva intensidad de vida.
“Si se convierten… las papas aparecerán sembradas por los campos” dice María. Si volvemos al Señor con todo nuestro corazón, aunque nuestras vidas estén lejos de ser fáciles, conoceremos su bendición.
Esa es nuestra expectativa cristiana. Se llama esperanza.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.
Los que llegan tarde
(Vigésimo quinto domingo del Tiempo Ordinario: Isaías 55:6-9; Filipenses1:20-27; Mateo 20:1-16)
La parábola de los trabajadores de la viña a menudo provoca una reacción negativa en los oyentes, quienes sienten que hay algo realmente injusto en la manera en que el dueño de la viña paga a sus trabajadores. Pero Dios no piensa de la misma manera que nosotros, nos lo recuerda Isaías.
Yo sostengo, además, que esta parábola es especialmente compatible con el mensaje de Nuestra Señor de La Salette.
Jesús se estaba refiriendo a dos asuntos diferentes. El más obvio es que nosotros no podemos ponerle un precio, por así decirlo, al Reino. El otro es: diferentes personas responden a su propia manera, y a su propio tiempo, a las Buenas Nuevas. Aun habiendo una cierta urgencia para la conversión, esta no puede ser apurada.
Como podemos ver en muchas de las cartas de San Pablo, hacerse cristiano implica un cambio fundamental en el estilo de vida. Eso fue dramáticamente verdadero en su propia vida, y aun siendo Apóstol en el servicio al Señor, tenía que tomar en cuenta las necesidades de los demás, como podemos apreciar en la segunda lectura de hoy.
La senda de San Agustín hacia una manera de vivir cristiana completa le tomó más de 10 años. Santa Teresa de Ávila habla de sí misma como siendo una monja bastante mediocre por mucho tiempo antes de comprometerse a una vida seria de oración.
Centrándonos en la conclusión de la parábola, tendemos a no notar cuan seguido el dueño de la viña va a contratar más trabajadores. Dándole vuelta al llamado de Isaías de “buscar al Señor mientras puede ser encontrado”, es el Señor el que va a buscar a aquellos que están necesitados de lo que él tiene para ofrecer, mientras pueden ser encontrados.
El resentimiento hacia los “cristianos tardíos” implica que aquellos que han seguido a Jesús desde mucho antes, han perdido algo, porque han llevado la “carga” de su vida cristiana por más tiempo. ¡Nada podría estar más lejos de la verdad! Los tardíos son los perdedores porque les han faltado tantas cosas a lo largo del camino. Todos los santos que fueron conversos tardíos expresaron un pesar similar al de San Agustín en su famosa frase, “Tarde te amé, oh Belleza siempre antigua y siempre nueva.”
La Bella Señora de La Salette quiere que su pueblo busque esa Belleza, mejor si es ahora mismo, pero los que llegan tarde serán siempre bienvenidos.
Avec l’aide de Marie, Notre Dame de la Salette, que chacun, chacune de nous puissions faire chaque jour le premier pas vers son frère ou vers sa sœur, et ainsi construire ensemble, jour après jour, la paix dans l’amour, la justice et la vérité. (D'après le message de notre Pape en Colombie)
Bonne fête !
With the help of Mary, Our Lady of La Salette, may each and every one of us make the first step every day towards our brother or sister, and thus build peace, day by day, in love, justice and truth.
(From the message of our Pope in Colombia)
Happy Feast day !
Com a ajuda de Maria, Nossa Senhora de La Salette, todos e cada um de nós podem fazer o primeiro passo todos os dias em relação a seu irmão ou irmã, e assim construir a paz, dia após dia, apaixonada, justiça e verdade. (Da mensagem do nosso Papa na Colômbia)
Feliz festa!
Sœur Elisabeth
Supérieure Générale
Festa de La Salette 2017
« Eu vo-lo mostrei... e vós nem fizestes caso!. »
Caríssimos confrades
As minhas saudações à partir do Santuário da La Salette onde me encontro juntamente com os PP.Adilson e Joe por ocasião do encontro dos JRMS 2017, o último desta nossa administração.
Vivemos e celebramos juntos, sobre esta Santa Montanha o 171° Aniversário da Aparição unidos profundamente à todos vós que vivem espalhados em 4 cantos do mundo.
O mês de setembro é sempre para Igreja um mês marial. A liturgia nos faz celebrar diversas festas de Nossa Senhora: a sua Natividade (8), o Santo Nome de Maria(12), Nossa Senhora das Dores(15). Esta memória litúrgica também nos fala da aproximação de Maria na história do ser humano e pessoal e da sua total participação aos sofrimentos de Cristo pela salvação da humanidade. Devemos acrescentar ainda sua aparição de 19 de setembro de 1846 à La Salette.
Este mês é importante também para cada um de nós, convidados a voltar as raízes profundas da nossa espiritualidade que é o fundamento Cristocêntrico(cfr. n°7), mas também mariano porque se inspira na Mensagem de Maria na sua Aparição à La Salette e no exemplo da sua vida toda dedicada à obra do seu Filho(cfr. n°13 RDV).
O mundo no qual vivemos é muito amado de Deus(GV 3,16) mas hoje em dia é fragil, em contradicção consigo mesmo,doente e ferido pelo mal. Um mundo no qual o diálogo parece deixar lugar a indiferença e ao egoísmo, a supremacia dos fortes sobre o mais fracos, o desespero, a perca da dignidade e unidade, a poluição e adegradação do meio ambiente em geral. Um mundo marcado de uma migração de massas que se não for controlada pode criar tensões, incompreensões,mal estar,uma corrupção a todos os níveis que vai degradado as regras de vida, das guerras locais que parecem não ter mais fim, do terrorrismo sem fronteiras que pode semear o medo e mortes em toda parte.
Diante desta triste realidade podemos ser levados a sentar-se e cair no pessimísmo retirando deste modo o lemo da barca porque incapazes de dar uma resposta adequada.
Este perigo existe mas não devemos nos deixar cair na resiganação que é o modo de pensar pagão, mas ao contrário devemos reagir como cristãos conscientes de que a última palavra sera a vida e não o mal ou a morte(cfr.AP)
Nossa Senhora da Salette reprovava o seu povo de ser insensível e de não fazer caso aos acontecimentos bons e maus occcurridos na sua história e do mundo: “eu vos fiz ver o ano passado…e vós não fazeis caso”.
Uma pergunta pode ser colocada espontâneamente: porquê compreender tudo isto e qual é a mensagem que Deus quer dar ao homem do nosso tempo e em particular a nós MS?
A missão de todo o Saletino é de ter em conta a realidade que o cerca como um “sinal dos tempos” e como uma carta que Deus esta escrevendo à humanidade… que deve ser lida à luz da fé procurando individualizá-la e reconhecer nela os traços da presença de Deus e da sua passagem. E por consequência ele deve ser difundida em toda parte como um farol de esperança no coração das pessoas que provadas e enganadas muitas vezes e feridas na vida encontrem no seu caminho padres e religiosos. E tudo isto seja um grande encurajamento quando o Papa S.João Paulo II escrevia na sua carta endereçada ao Dom Dufaux,Bispo da diocese de Grenoble,por ocasião da celebração do 150° aniversário de Aparição: La salette é uma mensagem de esperança, a nossa esperança é pois sustentada pela intercessão daquela que é Mãe dos homens “(vaticano,6,maio 1996).
Ē com o sentimento de grande alegria e de reconhecimento que comunico a Congregação por ocasião do 171° aniversário, a bertura da missão Saletina em Pemba(Moçambique). Recomendada pelo CDC da India 2017(dez 2) à partir do mês de dezembro próximo graças a disponibilidade dos 3 confrades do Brasil(2) e de Angola(1).
A decisão oficial da parte do CG estara pronta brevemente.
Por agora agradeço de coração em nome de toda Congregação, as duas provincias que responderam positivamente ao convite que Dom Luiz Fernando Lisboa CP, Bispo do Pemba tinha feito ao Conselho Geral na sua carta de 29 de dezembro 2014.
Convido-vos todos a rezar para esta nova presença nas terras africanas.... com o espírito sincero de serviço à Igreja local e se realise também em plena sintononia com as perspectivas missionárias que a nossa Congregação se deu nestes últimos anos seguindo o convite do Papa Francisco de prestarmos atenção as periferias do mundo.
O Capítulo Geral está as portas… desejo que toda a Congregação se prepare para celebrar este grande acontecimento com a participação activa de todos os membros e com a oração quotidiana ao Espírito Santo para que o próximo capítulo venha a ser uma graça para nós MS, pela Igreja e para o mundo.
Em nome do Concelho Geral quero desejar a todos os confrades, noviços,estudantes,e religiosos em todo os estados, sobretudo aos doentes ou em dificuldades,desejo-vos Boa e Santa festa Patronal,sem esquecer naturalmente as irmãs SNDS e os leigos Saletinos que a justo título partilham connosco a alegria e a esperança assim como as ansiedades e dificuladades que conhecem a missão do anúncio do Evangelho no mundo de hoje.
Que a Bela Senhora de La Salette vos proteja e a bençoe cada um de vós.
Silvano Marisa MS
No destinados para la Ira
(Vigesimocuarto Domingo del Tiempo Ordinario: Sirácides 27:30—28:7; Romanos 14:7-9; Mateo 18:21-35
Cualquiera que quisiera interpretar La Salette como una expresión de la ira de Dios está muy equivocado. Aun así, las palabras de María a cerca del brazo de su Hijo parecieran prestarse e, históricamente se han prestado para tal interpretación.
Sería fútil tratar de negar el concepto de la ira de Dios. Lo encontramos en el Antiguo Testamento. Con todo, e invariablemente es un fenómeno pasajero. Según nuestro Salmo responsorial: “Dios no mantiene su ira eternamente.” En última instancia, como leemos en 1 Tesalonicenses 5:9 “Dios no nos ha destinado para la ira, sino para obtener la salvación por medio de Nuestro Señor Jesucristo”
Sirácides pone a la ira y al enojo como la típica actitud del pecador. ¿Cómo podemos esperar perdón cuando no estamos dispuestos a perdonar? EL Evangelio de hoy trata el mismo punto.
Nuestra Señora dijo a los niños que rezaran por lo menos un Padre Nuestro y un Ave María como su oración de la mañana y de la tarde. Cada vez que decimos la oración del Señor, pedimos a Dios que nos perdone como nosotros perdonamos a los demás. ¡Así nos transformamos en el modo por el cual seremos juzgados!
El perdón es del todo desinteresado. San Pablo nos hace recordar hoy que los cristianos no viven para ellos mismos sino para el Señor. ¿Es posible vivir para el Señor mientras hay ira en nuestro corazón?
Jesús le dice a Pedro que no hay que ponerle límites al perdón. Aun así, nadie afirma que el perdón sea algo fácil. Aquí hay una pequeña oración que yo enseño a las personas que piensan que perdonar es particularmente difícil: “Dios, perdónalos (a él o a ella) tú, porque yo todavía no puedo” Este “todavía” es esencial; significa que si el momento de perdonar llega cuando tu sepas que eres capaz de perdonar, no te niegues a hacerlo.
Lo que encontramos en las lecturas de hoy no es la ira de Dios, sino su justicia. Me viene a la mente la oración que llamamos Acuérdate a Nuestra Señora de La Salette. En la versión actual decimos: “Acuérdate, Nuestra Señora de La Salette… por el cuidado que siempre tienes para mantenerme fiel a tu Hijo”. La versión Original decía: “Recordad, querida Señora de La Salette, del continuo cuidado que Vos habéis tomado para protegerme de la justicia de Dios.”
Estas versiones no son tan diferentes, realmente. Si somos fieles a Cristo, no tenemos nada que temerle a la Justicia de Dios.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.
Verdadero Amor
(Vigésimo tercer domingo del Tiempo Ordinario: Ezequiel 33:7-9; Romanos 13:8-10; Mateo 18:15-20)
El evangelio de hoy es abrumador. Parece estar muy alejado del “ama a tus enemigos” (Sermón de la Monte), y del “perdónense de corazón los unos a otros” (Evangelio de la semana entrante) ambos se encuentran en Mateo.
Si leemos el Evangelio de manera más cercana, no obstante, encontramos que la diferencia no es tan grande. Si las partes culpables reconocen el mal que hicieron, se puede alcanzar la reconciliación. El proceso que Jesús describe considera a la exclusión solamente como un último recurso. Con todo, la reconciliación es el objetivo que se ha de alcanzar.
A Ezequiel no se le dijo que condenara al pecador, sino que le advirtiera de las consecuencias de su proceder pecaminoso. Si el profeta no lo hubiera hecho, seria culpable de no hacer su parte para salvar la vida del pecador.
A menudo menciono la naturaleza profética del mensaje de Nuestra Señora de La Salette. Combinemos eso con el instinto materno natural, y tendremos una preocupación intensa que se ve bellamente reflejada en las palabras del documento Vaticano II, Lumen gentium: “Elevada al cielo, (la Virgen María), por su constante intercesión siguió trayéndonos los dones de la eterna salvación. Por su caridad maternal, ella vela por los hermanos de su Hijo, que peregrinan en la tierra rodeados de peligros y dificultades, hasta que sean conducidos a la felicidad de su verdadero hogar. Por lo tanto, la Iglesia invoca a la Santísima Virgen, bajo los títulos de Abogada, Auxiliadora, Coadjutora y Mediadora. Esto, sin embargo, se debe entender bien en el sentido de que no le quita ni le añade nada a la dignidad y eficacia de Cristo como el único Mediador”
En esta misma línea de pensamiento, cuando llamamos a Nuestra Señora de La Salette "Reconciliadora de los pecadores", no le estamos quitando ningún mérito a la reconciliación alcanzada por Jesús mismo, sino que, al llamarla así, vemos reflejada su participación en la misión de su Hijo.
Citando los mandamientos que tienen que ver con nuestra relación con el prójimo, San Pablo insiste en la primacía del amor.
En La Salette, la Bella Señora hace exactamente lo mismo, pero se refiere a los mandamientos que gobiernan nuestra relación con Dios. ¿Podemos amar perfectamente a nuestro prójimo sin amar verdaderamente a Dios?
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.
Queridos amigos Leigos saletinos,
Há alguns anos o dia 10 de Setembro tem sido uma data muito importante para vocês, pois se celebra a jornada Mundial dos Leigos saletinos, solicitada oficialmente pela primeira reunião dos Leigos Saletinos, que teve lugar em La Salette (Setembro de 2011), aceite e ratificada por uma decisão do Capítulo Geral de 2012 .
A celebração pede a vós e a nós Missionários para não esquecermos os princípios que são a base deste movimento da Igreja, inspirado na mensagem de reconciliação da Bela Senhora de La Salette:
1) Dedicar-se concretamente para que haja cada vez mais a coerência entre a fé e a vida vivida, bem como o equilíbrio entre a oração e trabalho diário.
2) Viver e testemunhar com alegria a nossa pertença a Cristo e à Sua Igreja
3) Conhecer, aprofundar e fazer sua a mensagem de Nossa Senhora de La Salette
4) Tornar-se mulheres e homens construtores de pontes e trabalhando para um mundo reconciliado a todos os níveis (famíliar, laboral, profissional ....)
5) Partilhar alegrias, sofrimentos e desafios da missão evangelizadora dos Missionários de La Salette
6) Pedir ao Senhor para que suscite vocações sacerdotais e religiosas na sua Igreja e na nossa Congregação.
Setembro é um mês muito especial para todos nós, porque no dia 19 nos lembramos e celebramos o aniversário da aparição de Maria em La Salette. Para nós Missionários e para vocês Leigos saletinos tudo começou neste dia, aos pés da virgem em lágrimas ...
Onde quer que estejais no mundo, eu desejo que cada um de vocês se torne membro mais ativo e zeloso da nossa grande "família carismática saletina", seguindo o exemplo dos dois pastorinhos Maximino e Melânia que, uma vez impressionados pelas palavras e lágrimas da Bela Senhora, nunca hesitaram em testemunho públicamente a profunda experiência humana e espiritual que tinham vivido na montanha de la Salette aos 19 de setembro de 1846.
Desejo-vos boa Festa de Família, com a promessa de rezar especialmente por vós!
Atenciosamente,
vosso
Pe. Silvano Marisa, MS
Superior Geral
Sabiduría, Sumisión, Lágrimas
Vigésimo primer Domingo del Tiempo Ordinario: Isaías 22:19-23; Romanos 11:33-39; Mateo 16:13-10
Las lecturas son a cerca de la autoridad. Un cierto Sobná es reemplazado por Eliacín como jefe del palacio; Simón es establecido como piedra angular de la Iglesia, con el poder de soltar y de atar; y los juicios de Dios no requieren del consejo de nadie.
Desde otra perspectiva, sin embargo, las lecturas tratan menos de autoridad que de la libertad de elegir que tiene Dios. Por qué Dios eligió a Sobná o a Simón, no se explica, pero la Sabiduría y el conocimiento de Dios son profundos y valiosos, y Él sabe lo que está haciendo y porque lo hace. Esto puede ser difícil de captar, especialmente en momentos de tragedia pública o privada. El dicho “es la voluntad de Dios” no siempre puede ser percibido como una explicación satisfactoria. Aun Job y Jeremías parecían esperar que Dios les justifique su modo de tratarlos.
Por lo tanto, no debería sorprendernos, que los agricultores de los alrededores de La Salette se hayan burlado de Dios cuando sus cosechas se arruinaban. Su vida era dura en el mejor de los casos, y para ellos las normas a cerca del descanso y la alabanza dominicales no eran otra cosa que “cuento de viejas”, interesante solamente para unas “cuantas mujeres ancianas que van a Misa” – para usar las palabras de la Bella Señora.
María no siente la necesidad de defender a Dios. Muy por el contrario, nos invita a someternos. La sumisión que ella tiene en vista no es pura pasividad. Es un reconocimiento activo de quien es Dios y quienes somos nosotros, del omnipotente conocimiento de Dios y de su infinita sabiduría.
Este tema no es nuevo con La Salette. Los escritores espirituales por mucho tiempo han usado el lenguaje del “abandono” y del “entregarse” a la voluntad de Dios. Lo que resalta en La Salette es lo que pasa cuando el Pueblo de Dios no reconoce su voluntad, no la acepta ni se somete a ella.
Los desastres naturales, por ejemplo, son exactamente eso: naturales, aunque son a menudo llamados de “actos de Dios”. No toda catástrofe es un castigo. Aun así, el sufrimiento y la infelicidad que muchas veces nos rodean pueden hacer que nos preguntemos a cerca del mundo y de nuestro lugar en él.
María proporcionó una detallada lista de problemas apropiados para el lugar donde ella se apareció: las diversas cosechas estaban mal, y los niños pequeños estaban muriendo. Si ella se hubiera aparecido en nuestro país, ¿Qué desastres y tragedias pondrían llanto es sus ojos hoy?
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.