Items filtered by date: janeiro 2022

quinta-feira, 27 janeiro 2022 14:41

Índia - Capítulo

Índia – Capítulo Provincial

Novo Conselho Provincial:

Pe. Jenson J. Chenthrappinny, superiore provincial (no centro)

Pe. Bino Poovannikunnel, vigário provincial (para a esquerda)

Pe. Anoop Manchirayil, conselheiro provincial (para a direita)

Desejamos ao novo Conselho a luz do Espírito Santo em seu serviço à Província.

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Como un árbol

(6to Domingo Ordinario: Jeremías 17:5-8; 1 Corintios 15:12-20; Lucas 6:17, 20-26)

Dos veces encontramos hoy la imagen del árbol frutal plantado cerca de la fuente de agua. Jeremías usa esta imagen para describir a aquellos que confían en el Señor; el Salmo la aplica a aquellos que se deleitan meditando en la ley del Señor. Ambas pintan una imagen dolorosa de aquellos que ponen su confianza y deleite en otras cosas.

A primera vista, Jesús parece utilizar el mismo lenguaje, pero es claro que el “¡Ay de ustedes!” es muy distinto a una maldición. Es una advertencia. Encontramos una preocupación similar algunas veces en el contexto de La Salette. Lo que algunas personas leen como amenazas de María, se entienden mejor como advertencias.

La figura del árbol puede ser aplicada a todas las lecturas del hoy, y también a La Salette. El punto de las bienaventuranzas y los ¡ay de ustedes! de Jesús, y las promesa y advertencias de María, es el de invitarnos a poner nuestra confianza en Dios y no en nosotros mismo.

Incluso la segunda lectura, en la cual San Pablo insiste en la verdad de la resurrección del cuerpo, se conecta con el mismo tema. Como griegos, los corintios se sentían orgullosos de su filosofía, la cual no tenía el concepto de la vida corporal después de la muerte. Pablo expresa una especie de “ay de ustedes”, “Si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados”.

Volviendo a la idea del árbol plantado cerca del agua, hay que recordar que el agua es un símbolo significativo en La Salette. María vino a ayudar a que su pueblo tenga profundas raíces y hojas verdes que no se desvanecen y dé frutos abundantes.

Además del arroyo real y físico, la Bella Señora nos hace recordar de otro arroyo que es siempre una fuente de vida. “¿Hacen ustedes bien la oración, hijos míos?... Deben hacerla bien, por la noche y la mañana”. Si ella hubiera pensado en el Salmo 1, podría haber preguntado, “¿Se complacen en la ley del Señor?... deben meditar en su ley de día y de noche”.

Como ustedes saben, las plantas no solamente necesitan agua, sino también luz. La oración puede compararse con la fotosíntesis, al permitirnos recibir la luz de Cristo, la que, con el agua, obrará para que podamos fortalecernos en nuestra fe y vivir en permanente esperanza.

Las tormentas son inevitables, y los días oscuros y difíciles también, pero tendremos abundante bendición si permanecemos unidos al Señor Resucitado y a su Santísima Madre.

Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.

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sábado, 22 janeiro 2022 22:21

Rosário - Janeiro 2022

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sábado, 22 janeiro 2022 08:40

Necrologium 2021

Missionários de Nossa Senhora de La Salette morreram em 2021

Requiem aeternam dona eis, Domine,

et lux perpetua luceat eis.

Requiescant in pace. Amen.

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quinta-feira, 20 janeiro 2022 08:14

Boletim Mensal 003

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Mar adentro

(5to Domingo Ordinario: Isaías6:1-8; 1 Corintios 15:1-11; Lucas 5:1-11)

Hay muchas similitudes entre las tres lecturas de hoy. Por ejemplo, un encuentro extraordinario con el Señor provocó que tanto Isaías como Pablo y Simón se hicieran profundamente conscientes de su condición de pecadores. Esto podría ser también parte de nuestra propia experiencia de vida.

Otra comparación es menos obvia, pero igualmente importante. Jesús le dice a Simón, “Navega mar adentro, y echen las redes” y, algunos versículos más adelante, “No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres” Tanto Isaías como Pablo fueron admitidos en las profundidades del misterio de Dios, y les fue dada una misión.

En La Salette, la imagen es una vez más, diferente, pero la realidad es la misma. Nos sentimos atraídos, hacia lo alto de la montaña, pero allá, junto a Melania y Maximino, se nos da una misión, la de hacer conocer un mensaje importante por medio de nuestras palabras y con nuestro propio ejemplo de vida.

Isaías se sintió especialmente perturbado, pero recibió un signo del perdón de Dios cuando la brasa encendida tocó sus labios. María identificó algunos de los signos por medio de los cuales su pueblo estaba ofendiendo al Señor; y nos hizo recordar la importancia de poner en práctica nuestra fe católica, especialmente en la Eucaristía instituida por Jesús “para el perdón de los pecados”. Acuérdate de esto la próxima vez que la hostia consagrada se pose en tus labios.

La Iglesia también provee el signo de la absolución en el sacramento de la Reconciliación, que cada sacerdote saletense atesora en su corazón. ¡Cuántas hermosas historias podríamos contar!

Volvemos de nuevo a las tres “palabras saletenses” claves: la reconciliación (reconocer y aceptar que no somos dignos); la conversión (volver a Dios y aceptar su perdón); y el hacer conocer el mensaje (evangelizar).

En el caso de Simón, esto comenzó cuando dejó que Jesús usara su barca como tarima desde la cual enseñar a la multitud. Poco sabía Simón a dónde le conduciría este simple acto de generosidad.

El claro mensaje que la Bella Señora proclamó en La Salette es algo que el mundo todavía necesita urgentemente. Si en nuestros corazones y por medio de nuestras acciones dejamos que Jesús entre en la humilde barca de nuestras vidas y vaya cada vez más desde lo profundo tomando el mando, ¿Quién sabe cuánto bien pudiéramos hacer?

Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.

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quinta-feira, 13 janeiro 2022 11:40

Angola - Capítulo

Angola – Capítulo Provincial

Capítulo Provincial: 4-8 Janeiro 2022

Novo Conselho Provincial:

Pe. Celestino Muhatili, superiore provincial (no centro)

Pe. Lourenço F. Kambalu, vigário provincial (para a direita)

Pe. Belarmino Tchipundukwa, conselheiro provincial (para a esquerda)

Desejamos ao novo Conselho a luz do Espírito Santo em seu serviço à Província.

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Un lugar seguro

(4to Domingo Ordinario: Jeremías 1:4-19; 1 Corintios 12:31—13:13; Lucas 4:21-30)

Comenzamos esta reflexión con una oración, por nosotros o por los que pasan necesidad, nos dirigimos al Señor con el Salmo de hoy. “Sé para mí una roca protectora, Tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque Tú eres mi Roca y mi fortaleza”.

Dios llamó a Jeremías para ser un profeta, diciéndole, “Antes de formarte en el vientre materno, Yo te conocía; antes de que salieras del seno, Yo te había consagrado”. Imaginemos cómo sería oír semejantes palabras, tener la certeza de que el Señor tiene un plan para nosotros.

Jeremías era joven y no tenía experiencia, y trató de negarse; pero Dios le prometió estar con él y, como escuchamos en la primera lectura de hoy, hacer de él “una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce”, preparado para la dura vida que le esperaba más adelante.

Puede que nosotros estemos más decididos que Jeremías, pero aun así nos hacen falta algunas de las garantías que el recibió. Necesitamos un sentido de seguridad, confiando siempre en que el Señor es nuestro refugio.

Tengamos en cuenta de que Maximino y Melania no estaban preparados para semejante tarea. La dulzura en la voz de la Bella Señora hizo que se sintieran seguros, y el recuerdo de su ternura debió ser un refugio para ellos cuando debían enfrentar la incredulidad, y hasta la hostilidad, de muchas personas.

En el Evangelio de hoy, Jesús no sintió al principio el rechazo total en su pueblo natal, pero tampoco se encontró con la bienvenida que razonablemente podría hacer esperado. Pareciera que sus antiguos vecinos pensaban que él se andaba dando aires de grandeza. Cuando buscamos compartir nuestra fe, y es triste decirlo, a veces nosotros también podemos ser mejor recibidos por personas que no nos conocen tanto.

Cuando leemos la famosa descripción del amor de San Pablo, en la segunda lectura, la imagen de Dios mismo viene continuamente a nuestras mentes. Esto no debería ser una sorpresa, ya que San Juan en su Primera Carta (4:16), escribe, “Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él”.

Entonces nuestra oración podría ser así: “Tu amor lo es todo, oh Señor. En él encuentro mi refugio, y nunca seré avergonzado”. Anclémonos en la roca de nuestra salvación, es decir, en una relación de amor con Dios, mientras buscamos llevar la reconciliación a nuestro mundo.

Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.

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El Ambón

(3er Domingo Ordinario: Nehemías 8:2-10; 1 Corintios 12:12-30; Lucas 1: 1-4 y 4:14-21)

En la primera lectura, Esdras se pone de pie sobre una plataforma especialmente construida para la ocasión, para que se le pudiera ver y escuchar mejor mientras daba lectura al Libro de la Ley.

Esa estructura es muy conocida por nosotros, obviamente, ya que la vemos en la mayoría de nuestras Iglesias, la llamamos el ambón. Su propósito es resaltar la importancia de la Palabra de Dios que se proclama desde allí. También se usa para la predicación, la homilía y para la Oración de los Fieles.

El ambón como un elemento arquitectónico tiene su prominencia en la iglesia. ¿Hay un lugar semejante en nosotros mismos y en nuestra iglesia doméstica en el que la Palabra (La Ley) es reverenciada, guardada, y proclamada? En La Salette, María demostró que ese no era el caso.

Entonces, ella eligió un lugar alto, una montaña como ambón, para traer su gran noticia, un recuerdo de cosas dejadas de lado por su pueblo. Una de esas cosas era la Ley, desde luego, pero no se trataba de una simple lista de normas y reglamentos. Ella no vino solamente para decirnos que nuestra naturaleza caída y el pecado nos habían separado de Dios, sino que quiso que supiéramos que Dios todavía desea que tengamos una relación con él, si nos convertimos, poniendo la Palabra nuevamente en un lugar prominente en nuestra vida de cada día.

Las diversas maneras en que podemos hacerlo se destacan de manera especial en nuestra segunda lectura, en la que San Pablo continua su comentario sobre los dones del Espíritu. Todos somos necesarios, cada uno de nosotros en su propia individualidad, para servir a todo el cuerpo. Nuestra individualidad no debería ser motivo de aislamiento ni de separación sino un don con el cual aportar al conjunto del cuerpo de Cristo.

Es difícil imaginar a dos personas tan distintas una de la otra como eran Melania Calvat y Maximino Giraud. Pero María los escogió a ambos. Nosotros que hemos recibido aquel único celo misionero saletense, deberíamos también vernos a nosotros mismos como parte de un todo, y encontrar aquella única gracia, aquel único don, por medio del cual podamos aportar al conjunto y fortalecer a todo el Cuerpo de Cristo.

En el Evangelio de hoy, Jesús se identifica con las palabras de Isaías, “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió”. Nosotros también somos ungidos y enviados de manera única y personal. Que estas reflexiones semanales, en el espíritu de la Bella Señora, sean un ambón desde el cual Jesús es fielmente proclamado.

Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.

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