Carta - Páscoa 2024
Santa Páscoa 2024 “Nosso Redentor ressuscitou dos mortos: cantemos hinos ao Senhor nosso Deus, Aleluia”   (Da liturgia) Queridos irmãos, com a chegada da Santa Páscoa, gostaria de chegar idealmente a cada um de... Czytaj więcej
Carta - Páscoa 2024
Santa Páscoa 2024 “Nosso Redentor ressuscitou dos mortos: cantemos hinos ao Senhor nosso Deus, Aleluia”   (Da liturgia) Queridos irmãos, com a chegada da Santa Páscoa, gostaria de chegar idealmente a cada um de... Czytaj więcej
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Queridos Amig@s e Irm@os de Caminhada

Passado o primeiro mês desde minha chegada à Diocese de Pemba em Moçambique, desejo fazer esta breve partilha. A localidade onde estamos é o Distrito de Muidumbe. A missão se chama NANGOLOLO. Ela é composta pela Sede onde está a Igreja Sagrado Coração de Jesus e ao redor encontram-se 25 comunidades. Região pobre, onde se vive da lavoura. Não existe um núcleo residencial. São vilas espalhadas pelo distrito e um pequeno comércio com armazéns que vendem as coisas básicas.

Esta missão foi iniciada em 1924. É uma das mais antigas da Diocese. Inicialmente foi atendida pelos Padres Monfortinos, depois os Capuchinhos. Aqui tem uma marca forte das Irmãs Consolata. Foi muita vida doada e até mesmo regada com sangue.

Pensando em oferecer uma vida mais digna para o povo, construíram uma infra estrutura razoável, a dizer: Igreja Matriz, Casa Paroquial ,Casa das Religiosas, Escolas, Pavilhão para encontros, dormitórios, cozinha, moinho, poço de água, ambulatório, local para criação de animais, etc.

Ao redor da Casa Paroquial estão os prédios das escolas. São escolas comunitárias ligadas à Diocese. O governo assume os professores. Na Escola Primária este ano tem 1.305 alunos matriculados (da 1ª ao 7ª ano) e no Secundário 1.245 alunos (8ª a 12º). Tem aula nos três períodos e os alunos circulam por este espaço.

Louvável a iniciativa dos missionários que por aqui passaram, em favorecer ao povo esta infraestrutura. A partir de agora cabe-nos administrar este complexo pastoral. Com o passar dos anos tudo está necessitando de reparos. Muita coisa abandonada. Sobre nossa presença sabemos que é necessário colocar os pés no chão, tomar conhecimento da realidade e saber o que é possível fazer. Para isso é imprescindível envolver a comunidade nesse processo. Aqui prevalece o povo Maconde, que tem sua própria língua.

Estamos na região norte da Diocese. São as últimas paróquias já na divisa com a Tanzânia. Formamos um setor. Aqui em Nangololo, pela questão da infraestrutura os encontros serão realizados no espaço que dispomos. Já aconteceu o primeiro sobre liturgia e administração econômica.

Temos realizado encontros com as comissões da comunidade para tomarmos conhecimento da forma como trabalham. Para nós é de suma importância caminhar com as linhas da Diocese a partir do Plano de Pastoral (2018-2020) cujo tema é: Ser Igreja, Povo de Deus: rosto, casa, escola, fonte e pés.

Na Comunidade existe a Comissão Ampliada de Pastoral. Ela reúne os Coordenadores das seis zonas. Cada Zona tem um número de comunidades. Com esta equipe planejamos o trabalho até o mês de junho: Visitas, celebrações, formação e dias de batizados.

Assim tem sido nossa missão. Queremos ressaltar: estamos felizes, com vontade de colaborar naquilo que estiver ao nosso alcance. Elaboramos nosso projeto de vida e tiramos algumas metas para esse ano. Vamos precisar da solidariedade de vocês. Ela já acontece pela oração (aqui também rezamos por todos). Estamos agora sistematizando pequenos projetos de solidariedade.

Em abril vamos participar do encontro sobre Inculturação e realidade Moçambicana, promovido pela Diocese para os missionários que chegam. Será em Pemba. Desejamos comunicar e partilhar a presença saletina na Diocese de Pemba. A internet via celular é lenta porque estamos numa área rural. Mesmo caindo toda hora, temos procurado ficar descobrindo locais onde o sinal é melhor. Isso ajuda a comunicação e estarmos em sintonia com tod@s.

Mensalmente penso numa partilha mais sintética para alimentar nossa amizade. O lema da Diocese para o triênio expressa bem porque aqui estamos: “O amor de Cristo nos impele” (2 Cor 5,14). Nesses tempos de ódio é bom andar amado!

Com fraternura ( a fraternidade que nos une e a ternura que nos move) receba meu abraço e bênção, desde terras africanas!

Pe Edegard Silva Júnior, ms

Nangololo 21/03/2018 - 1º mês desde o dia da chegada

Véspera do Dia Mundial da Água – Bandeira que sempre levantei!

Pe Edegard Silva Júnior  - Missionário Saletino

Nangololo - Diocese de Pemba; Moçambique

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sábado, 17 março 2018 19:53

P. Rene Butler MS - Pascua - Testigos

Testigos
(Pascua: Hechos 10:34-43; Colosenses 3:1-4; Juan 20:1-9. Otras opciones son posibles.)
En la primera lectura, Pedro declara que él y sus compañeros fueron testigos de tres realidades distintas: 1) El ministerio público de Jesús; 2) el Cristo resucitado; y 3) que Jesús fue nombrado juez de vivos y muertos.
Pablo en la segunda lectura, da testimonio de la resurrección de Jesús y, de una manera particular, de su significado para nuestra vida cristiana.
María Magdalena, Pedro y el discípulo al que Jesús amaba también fueron testigos, en el relato del evangelio de Juan que leemos hoy. ¿Testigos de qué, exactamente? De la nada, de la ausencia, de la vacuidad – o, más exactamente, del misterio.
El misterio de la resurrección de Jesús es tan fundamental que no es fácil de expresar con palabras lo que significa para nosotros. En 1972, la Pascua cayó un 2 de abril. Aquel día, la verdad de la Pascua me sobrevino de tal manera que no puedo describir con exactitud. Puedo decir, sin embargo, que era la experiencia espiritual más transformadora de mi vida.
El discípulo amado, Juan, entró en la tumba, vio y creyó. En aquel vacío, el experimentó la fe más profunda posible. Su meta desde aquel instante en adelante era de ayudar a hacer que otros puedan experimentar lo mismo. Cerca del final de su evangelio escribe: “Todo esto (los signos) está escrito para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo tengan vida en su nombre”
“Vida en su nombre” - María en La Salette no usa estas palabras, pero ese es el significado de su mensaje. Como Moisés en Deuteronomio, ella coloca ante nosotros la vida y la muerte, y nos suplica escoger la vida. Aquellos que así lo hacen se convierten en testigos del misterio transformador de lo que San Pablo llama una vida “escondida con Cristo en Dios”
No saber, no entender, no es necesariamente algo malo. Melania y Maximino no sabían quién les estaba hablando, tampoco entendieron todo lo que escucharon; pero ante la invitación de la Bella Señora, entraron en aquel misterio, en lo que un clásico espiritual del siglo XIV llama, la Nube de lo Desconocido.
Al contarlo a otros, así como Pedro, lo que ellos habían visto y oído, los niños fueron ciertamente testigos de lo que no conocían. Ellos hicieron que otros entraran en el misterio del amor de María, revelando la insondable profundidad de la misericordia de Dios, de la cual nosotros también podemos ser testigos.

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Una fe imperfecta
(Segundo Domingo de Pascua: Hechos 4:32-35; 1 Juan 5:1-6; Juan 20:19-31)
El final del capítulo 4 de los Hechos de los Apóstoles retrata una imagen de los primeros cristianos como una sociedad perfecta. El capítulo 5 sin embargo, comienza con el relato de una pareja que intentó perpetrar un fraude dentro de la comunidad, y el capítulo 6 describe las disputas sobre la distribución de las donaciones entregadas a los apóstoles.
Y en el Evangelio, encontramos a Tomas negándose a confiar en los otros apóstoles.
No es mucha sorpresa. Aun hoy hay fuertes diferencias en las opiniones, y a veces hasta conflictos entre los cristianos. Esto ha resultado en divisiones trágicas.
Estamos divididos entre nosotros porque estamos divididos en nuestro propio interior. En otras palabras, todos nosotros estamos – y cada uno de nosotros está – en constante necesidad de conversión y reconciliación. Ninguno de nosotros será capaz de decir nunca, ahora soy perfecto. Pero la ayuda está siempre disponible.
La comunidad cristiana en Hechos recibió la gracia que necesitaba para superar situaciones peligrosas en contra de la unidad. Tomás recibió del mismo Jesús la ayuda que necesitaba en ese su momento de crisis.
Las primeras grandes divisiones en la Iglesia habían comenzado en el siglo cuarto, sobre temas de doctrina. ¿Era Jesús realmente Dios? ¿Qué es lo que la Iglesia cree a cerca del Espíritu Santo? El Credo Niceno se remonta a aquellos tiempos.
Dando un salto hasta 1846. La Gracia de La Salette fue dada a la Iglesia como respuesta ante un nuevo peligro, mucho peor que las diferencias doctrinales. A la gente le dejó de importar dichas cosas. Se volvieron indiferentes a la doctrina, a los mandamientos y a la práctica de su fe, ya sea rechazándolo todo directamente o simplemente haciéndose a un lado.
María tenía razón en preocuparse por el impacto que todo esto tendría sobre su pueblo. El pueblo no podía darse el lujo de cortar la relación con su Hijo, el Salvador.
En la Misa, antes del signo de la paz, rezamos, “No tengas en cuenta nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia.” Nuestros pecados y la fe de tu Iglesia se refieren al mismo grupo de gente. Somos pecadores, somos Iglesia. Estas dos cosas no se excluyen la una a la otra.
Por más imperfecta y débil que nuestra fe pueda ser, es real y puede crecer si se lo permitimos. Esa es la esperanza de la Bella Señora – y nuestra también – cuando nos llama a la reconciliación.

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quarta-feira, 14 março 2018 20:00

P. Rene Butler MS - Domingo de Ramos - Paradojas

Paradojas
(Domingo de Ramos: Marcos 11:1-10; Isaías 50:4-7; Filipenses 2:6-11; Marcos 14:1—15:47)
Las lecturas para el Domingo de Ramos hacen surgir paralelos inesperados. En el primer pasaje del Evangelio, Jesús es reconocido por la multitud como aquel que viene en el nombre del Señor, ante quien gritan “Hosanna”. Más tarde la muchedumbre clama por su crucifixión. En el Calvario, el centurión romano que supervisaba la crucifixión de Jesús llega a creer que Jesús es el Hijo de Dios.
El Salmo, que comienza con el famoso grito de desesperación, termina con un toque de exultación. El siervo de Dios descrito en Isaías recibe tratos humillantes, aun así, cree firmemente que no será defraudado. Y San Pablo presenta a Jesús como el que se humilla y se anonada a sí mismo, obediente hasta la cruz, pero también exaltado, recibiendo el nombre que está sobre todo nombre – el Señor.
No debería sorprendernos encontrar aspectos parecidos con La Salette. María se aparece en medio de una luz celestial, pero llorando. Ella habla de las terribles consecuencias de haber perdido la fe, y lo hace con una infinita dulzura. Ella da una misión importante a dos niños que difícilmente pueden dar sentido a lo que les había dicho.
Cuando miramos a la Iglesia, encontramos casi lo mismo. El prominente autor inglés G.K. Chesterton (1874-1936) señaló las muchas paradojas que uno puede encontrar en la Iglesia: criticada de diversas maneras como: “enemiga de las mujeres y su refugio”; una “solemnemente pesimista y solemnemente optimista” que produjo “feroces cruzadas y mansos santos”; la lista continúa con cierta largura. Él resume sus pensamientos con la paradoja central de la Teología Cristiana: “Cristo no es un ser apartado de Dios ni del hombre, como los elfos, tampoco un ente mitad humano y mitad no, como un centauro, sino ambas cosas al mismo tiempo y de manera total, totalmente hombre y totalmente Dios”
Esta similitud de “verdadero hombre y verdadero Dios” reside ciertamente en el mismísimo centro de nuestra fe. Tanto como es difícil de comprenderlo, así lo proclamamos en nuestro credo.
Estas no son simplemente ponderaciones teológicas. También dicen mucho acerca de nosotros mismos. Como cristianos vivimos en una paradoja; somos conscientes de nuestras propias contradicciones internas, y de los pecadores y santos que somos, individualmente y como Iglesia. El llamado a la conversión que nos viene de La Salette debe ser tomado seriamente, pero nunca seremos capaces de decir: Ahora sí que soy santo. Sin embargo, no perdemos la esperanza de alcanzar esa meta bajo la atenta mirada de la Bella Señora.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.

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segunda-feira, 12 março 2018 15:00

Delegados para o Capítulo Geral 2018 - Argentina

Esta é a lista completa de delegados ao Capítulo Geral de 2018.

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Dios habla al Pecador
(Quinto Domingo de Cuaresma: Jeremías 31:31-34; Hebreos 5:7-9; Juan 12:20-33)
Hijo mío, no tienes idea de cuán importante es para mí que tú me permitas perdonarte. Por favor no lo pospongas. Ahora es el tiempo propicio.
¿Hay algo en tu pasado distante que nunca fuiste capaz de confesar? Ahora es el tiempo propicio
Ven y acércate, aclaremos las cosas. Aunque tus pecados sean como la escarlata, pueden volverse blancos como la nieve. Serán lavados totalmente en la sangre de mi único Hijo, quien voluntariamente se entregó por ti. Por su sufrimiento, por su obediencia, él ha pagado todo el precio de tu redención.
Él es como el grano de trigo. Cuando murió, produjo abundante fruto, para ser compartido por todos. El banquete gratuito de la gracia te espera.
No hay otra cosa que me gustaría más que colocar mi Ley en ti y escribirla en tu corazón. ¡Detente y piensa! Sería la cosa más natural del mundo que tú vivieras en mi amor y que me agradaras.
Con un amor sin tiempo te he amado; Así he mantenido mi misericordia hacia ti. Con tu permiso y tu humilde cooperación, yo alejaré tus pecados tan lejos como el este dista del oeste. O, si tú prefieres, yo los arrojaré a las profundidades del mar. Con certeza has de entender el deleite que me provoca el hacerlo.
Recuerda lo que dijo mi Hijo. “Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentirse”. ¡Aquel puedes ser tú, gloriosa fuente de alegría!
Levantado sobre la cruz, mi Hijo se convirtió en la fuente de salvación eterna para todos los que le obedecen. Él puede compadecerse de tus debilidades, porque fue puesto a prueba en todo y en nada pecó. Déjate atraer por El.
De pie junto a su cruz encontrarás a su Madre, María. Ella es tu Madre también. Puede ser que la reconozcas como la Bella Señora. Ella te ayudará a ver lo que debes hacer.
Por favor, por favor, hijo mío, entrégame tus pecados. Y ya no serán más tuyos, sino míos, y yo los arrojaré lejos. Los alejaré de mí y nunca más volveré mi vista hacia ellos. Nunca.
Traducción: Hno. Moisés Rueda, M.S.

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Salvados por Gracia
(Cuarto Domingo de Cuaresma: 2 Crónicas 36: 14-23; Efesios 2:4-10; Juan3:14-21)
Creciendo en Nazaret, la Santísima Virgen debió haber aprendido sobre la historia de su pueblo, el pueblo de Dios. Recordando lo que le había pasado a causa de su infidelidad, ella vino a La Salette para advertir a su otro pueblo, entregado a ella al pie de la cruz, de lo que le iba a sobrevenir y por la misma razón.
Dios tuvo compasión de su pueblo, pero el pueblo ignoró su bondad y tuvo que sufrir las consecuencias. Incluso en aquel tiempo, Él no lo abandonó por completo. Después de 70 años en el exilio lo llevó de vuelta a su tierra natal.
A partir de entonces, su pueblo comenzó a tomar en serio la ley de Dios. Aunque con el tiempo esto resultó en el legalismo que nosotros asociamos con los Escribas y los Fariseos, aun así, fue mejor que la situación descrita en la primera parte de la lectura de 2 de Crónicas que leemos hoy.
El Evangelio de Juan dice que Dios mostró su amor por el mundo enviando a Jesús, para que nosotros podamos tener vida eterna. Esto encaja perfectamente con las palabras de Pablo a cerca de la riqueza de la misericordia de Dios y el don gratuito de la salvación.
También encaja con el acontecimiento de La Salette. Las palabras de María y su dulce proceder, la luz que la rodea, su proximidad con los niños – todo refleja lo que Juan dice: “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de El”
Y también el lenguaje en torno al brazo fuerte y pesado de su Hijo no contradice esta actitud misericordiosa. ¿Porque ella hablaría de ese modo, sino para ponernos de vuelta en el camino recto y evitarnos el castigo que merecemos, para protegernos de la justicia de Dios? Como San Pablo dice, aunque estuviéramos muertos en nuestras transgresiones, Dios todavía tendría un gran amor por nosotros.
Lo único que nos pide es que le retribuyamos ese amor y vivamos en consecuencia. Esta es una forma de sumisión, ciertamente, pero en un nivel más profundo, de gracia. Pensemos en la escena de la Anunciación, en la que María, llena de Gracia, dice: “He aquí la servidora del Señor, que se cumpla en mi según has dicho” El deseo de hacer la voluntad de Dios hace más fácil someternos a ella.
Esto es quizá lo que San Pablo quiere darnos a entender cuando nos dice que hemos sido creados para las buenas obras que Dios nos preparó de antemano, para que vivamos en ellas.
Traducción: Hno Moisés Rueda, M.S.

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